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A la vez que nuestros pequeños empiezan a desarrollarse y crecer, se hace importante el hecho de que practiquen algún deporte. Y es que, tras años de estudios, los expertos confirman lo esencial que es que los más pequeños de la casa desarrollen alguna actividad física.
El deporte, además de favorecer el desarrollo del sistema pulmonar y cardiovascular del niño, contribuirá a su bienestar emocional e integración social. Por esa razón, aconsejamos establecer un plan de actividad física regular según la edad del pequeño: lo ideal es combinar la práctica de un deporte una o dos veces a la semana con paseos y actividades al aire libre durante el fin de semana.
La AEP (Asociación Española de Pediatría), nos plantea 5 propuestas como deportes más recomendados. Podéis tenerlos en cuenta, pero, sin duda, el deporte más aconsejable para un niño siempre será aquel que le resulte más divertido, porque la motivación es muy importante para que la práctica del deporte resulte habitual y desencadene todas sus ventajas.
Es cierto que, los deportes en grupo suelen ser óptimos para niños más introvertidos, ya que aprenden a relacionarse e interactuar socialmente; mientras que los deportes más individuales se aconsejan para aquellos más dispersos, ya que ayudan a trabajar la perseverancia y concentración.
Así, aunque sabemos que es complicado no proyectar en nuestros hijos lo que nos hubiera gustado practicar a nosotros, debemos dejar que el niño pruebe, experimente y decida si le gusta o no.
Recordad que, a la hora de elegir la actividad extraescolar deportiva, debemos organizar el tiempo de los niños evitando sobrecargar de esfuerzo a nuestros hijos. Estas actividades no deberían robar las horas que los padres pueden pasar con los niños, ya que será más beneficioso para ellos compartir tiempo en familia.
Para los niños menores de 5 años, recomendamos una actividad que tome varias partes del día. Esto significa hacer que el niño se mueva a través de juegos, estableciendo al menos 3 horas diarias de movimiento.
Obviamente, esto no es posible si el niño aún no puede caminar o gatear, por lo que se recomienda tan pronto pueda hacerlo. A medida que los niños crecen, es necesario aumentar la intensidad de la actividad física que hacen.
A esta edad es necesario realizar al menos 60 minutos de actividad física por día. El movimiento ayuda a evitar problemas cardiovasculares en el futuro, a reducir el estrés y a obtener mejores resultados en la escuela.
Sabemos que gran parte de los patrones y prácticas establecidas en los adultos están relacionados con los hábitos adquiridos en la infancia, por lo que los pequeños que nunca practicaron una actividad física con disciplina, tendrán mayores probabilidades de convertirse en adultos con vidas sedentarias.
Por esa razón, creemos de especial importancia inculcar el deporte como un hábito desde edades tempranas, siempre con los estímulos y la supervisión adecuadas. Y es que, a pesar de que el deporte es un hábito cardiosaludable, es muy importante realizarlo de forma segura.
Para ello, los cardiólogos pediátricos no se cansan de recordar la importancia de realizar reconocimientos y evaluaciones médicas, con el fin de que en un futuro sean implantados como parte de la práctica habitual de los deportistas menores de edad.
