A pesar de ser una palabra inglesa que significa núcleo o centro, el famoso core se utiliza también para nombrar toda aquella zona muscular que envuelve el centro de gravedad de nuestro cuerpo, convirtiéndose en nuestro propio corsé formado por músculos.
Este núcleo encontrado justo bajo el ombligo es clave en la construcción y entrenamiento de un cuerpo sano, fuerte y resistente, por lo que hoy queremos hablaros acerca de qué es el core y cuáles son los principales beneficios de fortalecer esta área. ¿Te quedas a conocerlos?
Para empezar, debemos aclarar que el core no son solo abdominales o músculos estéticos que se trabajan para lucir un físico definido, sino que conforman un grupo de músculos muy importantes en nuestro bienestar.
Y es que incluye una gran variedad de musculatura diferente, posiblemente más amplia de lo que pensabas:
Con esto, podemos decir que el core supone toda esa musculatura que envuelve la parte central de nuestro cuerpo, protegiendo nuestros órganos de posibles factores externos (un accidente, un golpe, una lesión, …). Por lo tanto, cuando entrenamos el core no solo hay un fin estético.
Al tratarse de un grupo de músculos fundamental para casi cualquier movimiento en nuestro día a día, trabajar esta zona significa desarrollar una especie de escudo que asegure una zona de órganos vitales desprotegida por la ausencia de estructura ósea, además de todos los aspectos que vamos a comentar a continuación.
Del core obtenemos la mayor parte de la fuerza de nuestro cuerpo: utilizas esa zona muscular para hacer una sentadilla, levantar un objeto pesado o simplemente para mantenerte parado. De esta forma, queda ya claro que el core es más que unos abdominales bien marcados, y es que al mantener fuerte la zona central, obtenemos beneficios tales como estos:
Entrenar este núcleo muscular nos permite mejorar nuestra estructura corporal, dándonos la habilidad neuromuscular para controlar la posición y el movimiento del tronco sobre la pelvis.
Esto facilita la óptima producción, transferencia y control de las fuerzas y el movimiento de nuestro cuerpo hacia segmentos de nuestro organismo más alejados. Por ejemplo, con el lanzamiento de una pelota de béisbol, la musculatura del core se ve activada.
Así, podemos decir que el core desarrolla la capacidad del sistema de estabilización para mantener las zonas intervertebrales del núcleo de nuestro cuerpo dentro de sus límites fisiológicos, en respuesta a perturbaciones tanto internas como externas, tanto de carácter esperado (como pegar una patada a una pelota) como inesperado (un accidente en coche).
Los músculos más grandes del cuerpo están unidos a nuestra columna o pelvis, con lo cual, fortalecer ese punto de unión (nuestro núcleo o core), repercutirá en movimientos mucho más eficientes.
Al mismo tiempo, con un núcleo fuerte y estable, la energía se generará y distribuirá de forma mucho más eficaz, proporcionandonos la contención y firmeza extra que necesitamos para movernos ágilmente en nuestro día a día.
Un core trabajado mejora la cinética de amortiguación en el impacto, disminuyendo los picos de fuerza que se reciben.
Un core fuerte y estable mejora el equilibrio, la estabilidad y la estática corporal, absorbiendo los impactos de manera más eficaz. Por lo que disminuirán el efecto sobre nuestros huesos y articulaciones, aminorando los dolores y el riesgo de que se produzca una lesión.
El hecho de utilizar solo los grupos musculares del core y evitar el uso de músculos innecesarios contribuirá a un menor gasto energético.
Lograremos un mejor aprovechamiento del oxígeno que necesitan nuestros músculos en el ejercicio y, como consecuencia, podremos entrenar más tiempo o a mayor velocidad antes de empezar a fatigarnos.
En concreto, entrenar el core contribuye a una mejora de la capacidad respiratoria del diafragma, que es la más natural. Es muy bueno para controlar la respiración y hacerla más eficaz.
Cuanta más estabilidad y firmeza le demos al core, más efectivos serán nuestros movimientos. Los movimientos más energéticos en la mayoría de los deportes surgen del núcleo del cuerpo, incluso los de los brazos y piernas.
Sin embargo, debemos aclarar que con los entrenamientos de fuerza del core, que producen grandes ganancias en la fuerza muscular del tronco, no se traducen en mejoras significativas del rendimiento o capacidad física. Y es que realmente no se mejora el rendimiento, sino que se previenen lesiones, y con ello, será posible que rindas durante más tiempo.
El entrenamiento del core es más efectivo en deportistas recreacionales que en gente de nivel sub-élite o alto rendimiento, ya que un centro más fortalecido nos permite fijar y realizar movimientos más potentes. En NovaSalut contamos con expertos en el ámbito deportivo que te guiarán hacia tu meta, con rutinas de ejercicios realistas y personalizadas a tus necesidades.