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Pruebas de esfuerzo pediátricas

Desde Novasalut Clínica no nos cansamos de repetir que el ejercicio físico aporta múltiples beneficios, tanto para la salud mental como física. Iniciar la práctica deportiva en la infancia, facilita que este hábito permanezca durante la juventud y hasta edades adultas.

Quizá esa sea la razón por la que cada día más, muchos niños y niñas practican algún deporte con regularidad, incluso se federan y compiten. Es lo que conocemos como deporte base. Gracias a él, los pequeños adquieren habilidades físicas y sociales, que les ayudan en su día a día.

Por otro lado, también hemos repetido en innumerables ocasiones que el deporte se debe realizar de manera segura, sin ningún riesgo para la salud. Cuando se llevan a cabo actividades físicas intensas, si se sufren determinadas patologías cardiacas no diagnosticadas, pueden ocurrir diversos problemas de salud, algunos de ellos extremadamente graves. Y esto ocurre porque los pacientes se encuentran asintomáticos hasta que el ejercicio físico intenso actúa como desencadenante.

En relación a este tema, existen diversas publicaciones científicas y estudios tanto nacionales como internacionales que demuestran que hay riesgo de padecer muerte súbita cardiaca durante la actividad física intensa. Por esto recomendamos siempre la realización de pruebas que descarten o pongan de manifiesto estas patologías que contraindicarían el ejercicio.

Tipos de reconocimientos pediátricos.

Para evitar al máximo estos problemas de salud que se pueden derivar de la práctica de deporte intenso, la Sociedad Española de Cardiología pediátrica y Cardiopatías Congénitas (SECPCC), junto con la Subdirección General de Deporte y Salud del Consejo Superior de Deportes, publicaron en 2014 una Guía Clínica de Evaluación Cardiovascular.

Esta guía recoge la necesidad de realizar un reconocimiento cardiovascular a partir de los 6 años a todos aquellos niños y niñas que practiquen deporte de competición o entrenen de manera regular tres o más días a la semana. El objetivo fundamental de este chequeo es descartar enfermedades cardiovasculares que puedan limitar la práctica deportiva.

Reconocimiento cardiológico deportivo.

Se trata de un examen sencillo en el que el pediatra especialista en medicina deportiva realiza varias pruebas:

  1. Exploración física con antropometría básica.
  2. Tensión arterial.
  3. Electrocardiograma.
  4. Ecocardiografía 2D y Doppler.
  5. Exploración anatómica y funcional del corazón en tiempo real.

Además, se incluye una historia clínica con los antecedentes relevantes desde el punto de vista cardiológico, familiares y personales.

Cuando se finalizan las pruebas, si los resultados son normales quedan descartadas, en la mayoría de los casos, las patologías cardiovasculares graves. Aún así, se recomienda realizar el estudio cada dos años si la práctica deportiva se mantiene.

Prueba de esfuerzo cardiopulmonar.

Este procedimiento proporciona una evaluación muy precisa, fiable y completa del comportamiento del aparato cardiovascular y respiratorio.

Se trata de una prueba de esfuerzo convencional, de la que ya os hemos hablado en un post anterior. Sin embargo, al estar dirigida a población pediátrica tiene alguna característica diferencial, como el tamaño ajustado de los equipos de medición.

Como ya hemos comentado, el objetivo principal de estos reconocimientos es el de detectar anomalías cardiovasculares que puedan constituir un riesgo vital. Es importante resaltar que no se realiza ninguna técnica que pueda ser dolorosa y que la implantación de este tipo de pruebas en países de nuestro entorno ha resultado muy útil.